top of page

In Memorian

Dr. Héctor César Gotta

Ex Presidente de la Sociedad Argentina de Radiología

por el Prof. Dr. Alfredo E. Buzzi

gotta foto.jpeg

En la noche del 18 de marzo de 2023 falleció César Gotta. Había nacido el 19 de mayo de 1936. Estudió medicina en la UBA y se formó como radiólogo en una de las escuelas más grandes: el Hospital Rawson. Allí tuvo como maestros a Manuel Malenchini, a Mario Martella y a Gloria Díaz (a pesar de su corta diferencia de edad). Cuando cerraron el Rawson acompañó a Gloria Díaz al Hospital Ramos Mejía, donde fue Subjefe hasta su jubilación. Allí lo conocí.

Creció en una familia de médicos. Su padre, Guido Gotta, radiólogo, fue Jefe del Radiología del Hospital Italiano y del Hospital Británico, y presidente de la Sociedad Argentina de Radiología entre 1951 y 1953. Su tío, Héctor Gotta (con quien compartía el primer nombre), fue Profesor Titular de Medicina Interna en la UBA, Jefe de Sala en el Hospital de Clínicas y Miembro de Número de la Academia Nacional de Medicina.

En la actividad privada, junto con Eduardo Eyheremendy y Roman Rostagno, fundó Diagnóstico Médico, el primer centro integral de diagnóstico de la Ciudad de Buenos Aires.

En lo académico, fue Profesor Titular de Diagnóstico por imágenes en la Universidad del Salvador.

Fue un gran radiólogo. Se dedicó al abdomen, utilizando todas las técnicas disponibles en su tiempo. Fue el introductor (junto con Guillermo Palau) de la técnica de doble contraste para el estudio radiológico del tubo digestivo en Sudamérica.

Esta es una apretada síntesis de su actuación profesional.

Pero César valoraba otras cosas. Juntos hemos abordado el estudio de los grandes médicos argentinos. Siempre me decía: “Los curriculum son un embole: fulano fue medalla de oro en la facultad, fue un eximio practicante, fue un excelso jefe de servicio, fue un académico impardable, tiene cientos o miles de trabajos publicados, bla… bla… bla… Todos son iguales. Todos son genios.  Pero lo que importa es la persona, no el bronce.”

Otros deberán referirse al curriculum radiológico de César Gotta (no los envidio … menuda tarea les espera). Su obra es magnífica. Pero tenemos que referirnos a su persona. Eso hubiera querido él. Que otros cuenten sus publicaciones, sus premios nacionales e internacionales (en la RSNA, en la ESR, en múltiples sociedades latinoamericanas), su presidencia de la Sociedad Argentina de Radiología (2008-2009) y de la Sociedad Argentina de Humanismo Médico, etc. Los referentes mundiales en radiología digestiva lo paraban en los pasillos de los congresos internacionales para hacerle preguntas y consultarle casos difíciles o raros, que llevaban especialmente para mostrarle. Fui testigo de eso. Él estaba orgulloso de esos logros. Pero su humildad le impedía ver las generaciones de radiólogos a los que había enseñado no solamente a “apretar el botón” sino a ser verdaderos profesionales de la radiología. Hoy ellos son profesores universitarios, presidentes de sociedades científicas, jefes de servicio, directores de importantes centros de diagnóstico, y respetados referentes en nuestra especialidad.

Fue mi maestro idolatrado, mi segundo padre, mi amigo entrañable. Me guió en el Hospital Ramos Mejía y terminó llevándome a Diagnóstico Médico.

Yo sé lo que se sentía como residente de primer o segundo año tener que presentarle a Cesar Gotta las radiografías de un colon por enema, o de un tránsito de intestino delgado o de una seriada esófago-gastro-duodenal: el perfil de recto blando, el sigma mal oblicuado, el ciego mal llenado, el bulbo mal angulado, la mucosografía “berreta”, el tránsito de esófago tardío. Pero enseguida venían la enseñanza, el consejo, el estímulo. César inspiraba confianza, daba seguridad, despertaba ternura, era sensible.

Hombre bueno y generoso, admiraba a sus maestros y hablaba de ellos con profundo respeto y veneración. Él, por su parte, fue un maestro accesible, generoso y solidario. Uno siempre lo encontraba presto a escuchar, a aconsejar con el tono correcto y la palabra justa. Es difícil definir a un Maestro. No es un cargo. No es un puesto. Es una cualidad que algunos otorgan a la persona de la que han recibido enseñanzas muy valiosas. He leído y escuchado innumerables definiciones de Maestro. La que a mí más me gusta (porque así lo siento de los míos) es la que dice que Maestro es aquel que te sigue enseñando aún cuando ya no está, por lo que dejó adentro tuyo.

César te invitaba a su casa y te esperaba con la sonrisa en la cara, la etiqueta negra en la botella, el hielo en los vasos, y las papas fritas en el cuenquito. ¡Qué fácil que se hacía todo así!

Orador talentoso y divertido, cautivaba al auditorio ya sea que hablara del cáncer gástrico temprano  o de la historia de la Plaza de Mayo.

Fue un estudioso de la historia de la medicina argentina (en general) y de la historia de radiología argentina (en particular). Con entusiasmo y generosidad se ocupó del rescate historiográfico (sobre todo fotográfico), colocando internacionalmente a nuestra especialidad en perspectiva histórica.

Era un gran coleccionista, un sabio conocedor de la historia (toda) y de la música. Era un gran relator de sus viajes y anécdotas, un bibliófilo y un gourmand. Era un buen amigo, se ocupaba de sus afectos. Un gran conciliador, un buscador de consensos. Era un tipo divertido. Gran conocedor de la noche porteña, las cenas con César eran un descubrimiento permanente de lugares, sabores, ambientes y personajes. Fui testigo de cómo deportistas famosos, personajes de la farándula, intelectuales, colegas y pacientes se acercaban a la mesa a saludarlo.

Fue mi amigo, me ayudó y me enseñó mucho. Su última enseñanza fue su postura frente a su enfermedad y a su encuentro con la muerte.

Es difícil encontrar palabras que hagan justicia a lo que fue César Gotta. Inspiración pura y uno de los mejores. Somos muy afortunados de haberlo tenido en nuestras vidas. Su sabia presencia siempre estará entre nosotros.

Quiero despedirme de él como siempre: chau César, ¡nos vemos!

 

Dr. Roberto Lisandro Villavicencio

Ex Presidente FAARDIT

por el Dr. Claudio J. Bonini

El pasado 8 de marzo despedimos con mucha tristeza y dolor a un amigo, miembro y expresidente de la Federación Argentina de Asociaciones de Radiología, Diagnóstico por Imágenes y Terapia Radiante (FAARDIT Período 1994-1998) el Dr. Roberto Lisandro Villavicencio.
El Dr. Villavicencio falleció a los 74 años tras una lucha digna e incansable contra una enfermedad que padeció en los últimos años, a pesar de ello mostró una fortaleza increíble que lo tenía en plena actividad laboral hasta el último momento.
Se recibió de Médico a los 24 años en la Universidad Nacional de Rosario, realizó su formación académica como especialista en Radiología con pasantías en lo que hoy conocemos como Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El Dr. Roberto Villavicencio se formó en todas las ramas de la radiología, pero su gusto estaba claramente orientado al tubo digestivo y en especial a la patología hepato-bilio-pancreática, esto lo motivó a realizar pasantías en Radiología Abdominal en el Hospital 12 de octubre y Clínica Ruber de Madrid, España y en Radiología Vascular Abdominal en el Hospital de la Croix Saint Simón, París.
En 2005 fue nombrado Maestro de la Radiología por parte de FAARDIT en reconocimiento a su labor docente, al impulso brindado a la Radiología y por enaltecer a la especialidad.
En el año 2010 la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires le otorga el Título de Miembro Correspondiente Nacional. Igual Título le otorga la Academia de Ciencias Médicas de Córdoba en el año 2015.
En ese mismo año 2015 la Comisión de Gobierno y Cultura del Concejo Municipal de Rosario declara Médico Distinguido y Maestro de la Radiología al Dr. Roberto Villavicencio.
Diploma de Honor como Miembro Académico Fundador de la Academia de Ciencias Médicas de la Provincia de Santa Fe, otorgado el 29 de noviembre de 2017.
El gobernador de la Provincia de Santa Fe, el CPN Omar Perotti, le otorgó en el 2021 al Dr. Roberto Villavicencio una distinción por su permanente aporte al desarrollo de las Ciencias Médicas en la Provincia de Santa Fe.
Era miembro de once sociedades científicas y fue distinguido como miembro de honor de la Fundación Facultad de Ciencias Médicas de Rosario. Realizó en colaboración con su grupo médico en Diagnóstico por Imágenes 116 trabajos científicos, 15 de ellos con premiaciones especiales.
Participó como relator oficial, conferencista y panelista en más de 360 oportunidades en cursos, seminarios y congresos nacionales e internacionales.
Entusiasta del estudio de las patologías pancreáticas, fundó la Unidad de Páncreas del Sanatorio Parque de Rosario en el año 1990. Colaboró en la redacción de múltiples trabajos científicos, sobresaliendo en esta temática su invalorable aporte a la Revisión de la Clasificación de Atlanta en Pancreatitis Aguda del 2012.
Roberto Villavicencio además de médico de larga trayectoria fue un empresario pionero de la medicina de Rosario que quedará en la historia de su ciudad por la impronta de sus proyectos: Sanatorio Parque, Sanatorio de Niños, Instituto Cardiovascular de Rosario, Clínica de Diagnóstico Médico (con sus respectivas sedes en Funes y Alto Shopping), Medicina Esencial, y hasta un helipuerto en altura en el Sanatorio Parque en el propio corazón de la ciudad.
Sin lugar a dudas el Dr. Roberto L. Villavicencio será recordado por su espíritu motivador, ferviente apoyo, constante participación y generosa contribución en las diferentes actividades de FAARDIT.
Luego de esta presentación formal de quién era el Dr. Roberto L. Villavicencio, o mejor dicho como todos los conocíamos “El Villa”, me gustaría dejar unas palabras como colega, compañero, y amigo de él. El despedirlo duele, creo que a varios de nosotros cuando nos llegó la noticia nos impactó y nos generó una gran angustia sumado, en mi caso, a una sensación de vacío. Algo impensado había pasado, se nos había ido un grande de nuestra especialidad, pero más que nada habíamos perdido a un amigo.
El Villa fue lo que hoy diríamos o llamaríamos un gran tipo, un hombre que trascendía la medicina, era brillante, inteligente, siempre tratando de resolver los problemas a través del diálogo, cordial con sus pares y con sus empleados, atento a todos los problemas personales de cada una de las personas que lo rodeaban con una enorme generosidad y con un gran compromiso hacia los enfermos tratando de mejorar sus instituciones para brindarles lo mejor y estar en la vanguardia de la medicina argentina.
Muchos de nosotros, de diferentes puntos del país, lo hemos consultado o le hemos pedido un consejo por alguna determinación médica o empresarial cosa en la cual se involucraba inmediatamente y lo hacía propio. Siempre tratando de ayudar desde la generosidad.
Su principal característica como jefe y director del grupo, fue la conformación de equipos y grupos de trabajo a los cuales él estimulaba permanentemente. Le gustaba delegar, cosa no muy frecuente, y apoyar firmemente a sus equipos.
Sin dudas el dolor es grande y la pérdida indescriptible, seguramente no habrá otro Villa, pero nos quedan sus recuerdos, sus enseñanzas, sus consejos, y todo el cariño que nos dejó. Todos lo recordaremos de una u otra manera, pero lo más importante es que el recuerdo va a perdurar y eso lo mantendrá vivo entre nosotros.
“No estaré triste porque te fuiste, me alegraré cada día por cada momento que viví a tu lado y tu imborrable recuerdo”.


Hasta pronto amigo

FotoVillavicencio.jpg
bottom of page